lunes, 5 de enero de 2015
No... antes no todo era peor.
Esta noche soñé con mi aldea, toda desnuda de árboles, solo prados verdes llenos de flores de leitaruga (diente de león). Y yo corría por la hierba cantando y le decía a Lucita - la única vecina con quien charlo sobre flores: “¡Qué bien! Tenemos un horizonte despejado”. Desperté contenta.
Es cierto que me gustaba muchísimo más la aldea de años atrás. Al estar la tierra dedicada a los cultivos - el principal el maíz - el horizonte era más abierto, y la aldea era un ser vivo con movimiento continuo, renovando su aspecto en las cuatro estaciones.
Sé lo que estaréis pensando - y tenéis razón: eran tiempos duros, con ásperos trabajos, con medios de fortuna escasos, casas de piedra húmedas oliendo a humo, gentes de rostros morenos de sol y frío, profundas arrugas que hablaban de sus penas... aunque también había ojos chispeantes rodeados por las arrugas de la risa.
Las gentes se saludaban con un afable “Buenos días nos dé Dios” o “Dios nos guarde”, o “Bienvenido” si estaban trabajando la tierra, o “Adiós, que Él vaya contigo”. Ahora dicen - más bien gruñen: “Chao”.
No todo era peor.
¿Habrá tenido que ser así forzosamente la evolución de la aldea? Estoy convencida de que no: la tierra no crece - crecen las necesidades de las gentes. Por eso es una triste paradoja que la abandonemos.
Reflexionaba días atrás sobre un artículo que leí acerca del aprovechamiento del bambú. Con él se fabrican telas que pueden beneficiar a las personas con problemas de alergia ya que no producen reacciones desagradables de piel, que yo sufro con demasiada frecuencia. En esta aldea el bambú crece y se multiplica sin ningún problema; plantamos hace años algunos pies para atraer los ruiseñores porque alguien me había comentado que tenían preferencia por los cañaverales. Yo por principio no soy muy crédula, pero a veces acepto consejos de quién sabe más. En este caso el consejo no resultó, los hermosos cantores no volvieron… ¡pero a cambio ahora hay una finca llena de altas y hermosas cañas! ¿Podría ser esta una fuente de riqueza para nuestra zona?
Parece que me estoy olvidando del jardín… Y en verdad me parece que últimamente le tengo menos afecto al no poder tener rosales sanos. No repongo los que mueren - este año bastantes tuvieron que ser retirados - y no me animo a plantar de nuevo. Es como si ellos fuesen el motor que me daba fuerza para "jardinear". Pero aún mantengo alguna esperanza de que con la llegada de la primavera la salvia - que tan hermosa está - la lavanda, los lirios fugaces y los iris me den la orden de continuar esforzándome.
Y eso que este otoño el jardín tuvo una rara belleza y aún está lleno de color. Al no haber sufrido grandes borrascas de lluvia los arboles conservan las hojas con los hermosísimos matices pardos, ricos de reflejos dorados, que iluminan los atardeceres.
Espero que este nuevo año nos sea propicio y que los aficionados a los jardines consigan llevar adelante muchos proyectos de renovación de sus sueños. Para todos mis buenos deseos y mi afecto.
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Te deseo lo mismo Maruxa y animó con los rosales. Besos.
ResponderEliminarbonita entrada!!!
ResponderEliminarFeliz año!!!
ResponderEliminarTe deseo mucho amor para este año, aunque no me comunico mucho contigo quiero que sepas que estás dentro de mis favoritos y miro todos los días por si hay publicación nueva. Me encantan tus entradas, tu jardín, tus historias y tus plantas, ánimo con ellas sé que este año va a ser muy especial, un beso virtual muy grande.
ResponderEliminar¡Feliz año, Maruxa! y mucho ánimo con el "jardineo". Sean rosas, salvia, lavanda, lirios o iris; sea lo que sea, la magia de tu jardín siempre estará presente. Un abrazo!
ResponderEliminarGracias por vuestras palabras,a todas os deseo lo mejor para el año que comienza.
ResponderEliminarEs un placer comunicarse.
Los jardines son lazos de amistad que perduran.
Un gran abrazo.
Que bonita entrada Maruxa. Aunque yo que desciendo de familia de campo creo que tiempo pasado fue peor.
ResponderEliminarLa tecnología y los aperos mecánicos nos han dando calidad de vida. O tal vez eso nos creemos.
Un abrazo.
Yo tambièn desciendo de campesinos,y tengo muchas dudas.......en mi casa amaban el trabajo, los animales, la tierra;penas hubo muchas aún así alababan a Dios,serían ingenuos......serían poco ilustrados.......pero sabían sonreír y cantar!!
ResponderEliminarUn abrazo
¡¡¡Feliz año Maruxa!!! a disfrutar de las plantas y de tu bello jardín lo máximo posible :)
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