Las hortensias florecen de nuevo, no tan exuberantes como en los años de clima más benigno y menos errático. Aún así son siempre de una gran belleza.
Los rosales están brotando con fuerza: Cressida no me defraudó, tiene 5 brotes basales de unos 25 cm, todos sanos y vigorosos.
Me gustaría entender por qué algunos rosales que llevan cinco años comportándose de una determinada forma - me refiero al crecimiento y desarrollo de sus ramas, que era siempre armonioso – esta temporada se comportan de modo completamente diferente aunque no hice ningún cambio en los cuidados habituales. Me ha ocurrido con Heritage y Luceta, que lanzan ramas de dos metros de alto con flores más pequeñas que en años anteriores.
En conjunto los rosales no están débiles, no tienen pulgón, apenas alguno que otro tiene alguna hoja amarillenta. Incluso Baron Girod de l'Ain, a pesar de los roedores que hacen sus caminos bajo de sus raíces, está frondoso.
Así que, a pesar de las contrariedades, siempre hay algo agradable para contemplar.
Pero lo más importante para mi es la sensación y el sentimiento físico de bienestar que produce el trabajo del jardín.