Todavía hace frío, el jardín está empapado y es urgente podar los rosales. Pero también es absolutamente necesario recuperar el ritmo de trabajo, algo enmohecido por el duro invierno, mis 86 primaveras, y el feo catarro que fue mi afable compañero un largo mes.
Sí fue afable. Los primeros días algo ruidoso - pero enseguida nos hicimos amigos y lo pasamos muy bien juntos. Hemos disfrutado de la música y de mis viejos amigos los libros de cabecera. Algún nuevo libro quiso acompañarme, pero reconozco que soy algo reacia a las novedades.
También por primera vez usé el iPad como pantalla para entretenerme con alguna vieja película… y lo disfruté.
Ayer, ya recuperada, decidí que el primer trabajo sería proporcionarle al jardín un ligero maquillaje. Gracias al entusiasmo de mi querido ayudante Celso - y con una pequeña ayuda por mi parte - removimos tiestos, rastrillamos las hojas amontonadas por los vientos y retiramos las hierbas invasoras, como la tradescantia (amor de hombre), que ya cumplieron su función de dar una nota de verde en los cortos y grises días de invierno.
También les daré el aporte habitual de abono químico con bastante fosfato y potasio.
Y al terminar la poda los rociaremos con sulfato de cobre para protegerlos en cierta medida de los hongos.
Y esperando que Mayo nos regale una vez más su festival de color y perfume… ¡Feliz Primavera!