sábado, 24 de marzo de 2018

Final del invierno.

El invierno toca a su fin. Desde mi dormitorio, cuando las lluvias torrenciales azotaban con furia el ventanal que mira al sur, me parecían inspiradoras de una gran sinfonía, pienso que Beethoven entendería su mensaje.


Todavía hace frío, el jardín está empapado y es urgente podar los rosales. Pero también es absolutamente necesario recuperar el ritmo de trabajo, algo enmohecido por el duro invierno, mis 86 primaveras, y el feo catarro que fue mi afable compañero un largo mes.

Sí fue afable. Los primeros días algo ruidoso - pero enseguida nos hicimos amigos y lo pasamos muy bien juntos. Hemos disfrutado de la música y de mis viejos amigos los libros de cabecera. Algún nuevo libro quiso acompañarme, pero reconozco que soy algo reacia a las novedades.

También por primera vez usé el iPad como pantalla para entretenerme con alguna vieja película… y lo disfruté.


Ayer, ya recuperada, decidí que el primer trabajo sería proporcionarle al jardín un ligero maquillaje. Gracias al entusiasmo de mi querido ayudante Celso - y con una pequeña ayuda por mi parte - removimos tiestos, rastrillamos las hojas amontonadas por los vientos y retiramos las hierbas invasoras, como la tradescantia (amor de hombre), que ya cumplieron su función de dar una nota de verde en los cortos y grises días de invierno.



Hoy empezaremos con la poda. Haré solamente una ligera intromisión, solo los híbridos de té serán podados de la manera tradicional. En el caso de los rosales ingleses, así les llamo habitualmente, aunque no todos lo son - me refiero a los rosales que siendo cultivares modernos tienen las cualidades de forma y perfume de los que adornaban los antiguos jardines y tantos cementerios - me limitaré a retirar ramas secas o dañadas y aligerarle algo el centro para que reciban más luz.

También les daré el aporte habitual de abono químico con bastante fosfato y potasio.

Y al terminar la poda los rociaremos con sulfato de cobre para protegerlos en cierta medida de los hongos.


Y esperando que Mayo nos regale una vez más su festival de color y perfume… ¡Feliz Primavera!