viernes, 18 de mayo de 2012

Nuestros canteros.


A lo largo de mi vida conocí a algunos canteros de nuestra zona, todos ellos artistas a los que mucho admiré y respeté.

Lo chocante era que casi se ofendían si los alababa, como si el don que tenían en sus manos fuera un desdoro.

Sin embargo recuerdo claramente, a pesar de los años que han pasado, a uno que no tenía ese sentimiento: Segundo Fernández. Acariciando con sus dedos sarmentosos una piedra que ya casi no podía ver, pues pasaba de los 90 años, intentaba aún así tallar el escudo de los López de Sotomayor. “Las figuras ya no estarán perfectas” se lamentaba. Ojalá haya sentido nuestra emoción al recibirlo; fue un regalo para mi marido, y puedo asegurar que pocas cosas estimó más que a esa piedra armera.


A continuación os muestro algunos ejemplos del trabajo de esos virtuosos, todos ellos recogidos en nuestra zona.







 

Quiero también mostraros el hermoso jardín de los bordes de una de nuestras carreteras. La que acaban de destruir era de igual belleza; ahora es casi recta, vallada y desolada. El tiempo la vestirá de gala, el Gran Jardinero velará para que así sea.



 




 



sábado, 5 de mayo de 2012

Llegó la lluvia.

El jardín se recupera del castigo del polvo producido por la obra de la nueva carretera y la floración de los rosales se retrasa. Solo Cecile Brunner y Albertine comienzan a abrir algunos capullos. Los jardineros saben ser pacientes, cuando vuelva el sol será una fiesta.

Estos días son adecuados para hermosos paseos. Pude dedicar algunas tardes a recorrer zonas cercanas de nuestros montes, y creo que algunas fotografías os pueden transmitir mejor que mis palabras la sensación de frescor y alegría de la primavera, la música del agua y la amplitud de los largos horizontes.








Además de la maravilla de la naturaleza, en la carretera vieja encontramos muestras del arte de los canteros de esta zona. Algunas son de una extraordinaria belleza en su sencillez.






Así es Galicia en la montaña: algunas veces fría, agreste y neblinosa, con fuertes tormentas de viento y granizo, aún en primavera. Luego - en los primeros días de sol - no puede haber tierra más hermosa.