sábado, 31 de mayo de 2014

Mis incertidumbres acerca de los rosales.



Susanna Tamaro.

¿Será cierto que el rociado con agua y vinagre de sidra, cada siete días, aleja los hongos?

¿Tendría razón Vita Sackville-West al afirmar que no usar las tijeras de podar vigoriza las plantas?

¿Será cierto que acompañar los rosales con vivaces, como preconiza André Eve, ayuda a que el jardín tenga más salud?

¿Será cierto que a los rosales muy afectados por la mancha negra (Marssonina rosae) se les ataja el ataque con la mezcla de medio litro de agua, una cucharada sopera de aceite de oliva y una cantidad igual de detergente líquido del tipo que se utiliza en la cocina? Estoy haciendo experimentos con esta mezcla en algunas plantas muy afectadas. Por ahora parece que van mejorando, pues ya tienen algunos pequeños brotes sanos y fuertes.

Voy haciendo todas estas pruebas, pues por motivos de salud me veo obligada a recurrir a productos con la mínima toxicidad posible.

Esas son algunas de las dudas que quisiera aclarar.

 Un Lupinus frente a Westerland.

En esta primavera, como casi todas en los últimos años, el jardín tuvo una semana de esplendor y luego dos días de fuertes lluvias ajaron las rosas. Solo nos resta, si queremos tener una nueva floración, llenar cestas de rosas marchitas. Siempre tengo el mismo sentimiento de que es el precio que tengo que pagar, y lo acepto agradecida.

Para ayudar la remontada de la floración aboné cada rosal con 40 gramos de superfosfato de potasio. Se trata de un polvo que se aplica en el suelo, alrededor del pie, removiendo levemente la tierra,  y a continuación se riega para disolverlo con unos 7 litros de agua (la medida de una regadera).

Rosales de Kordes: Lichtkönigin Lucia y Delicia. 

Hace poco recibí un mensaje de una jardinera aficionada a las rosas que me emocionó: Elena, el aprendizaje del arte de tratar correctamente un jardín es largo y no fácil. El clima del norte de nuestro país, por su exceso de humedad y temperaturas superiores a los 18 grados, favorece la proliferación de los hongos. Aun así merece la pena persistir - procura adquirir cultivares resistentes, los catálogos de los buenos viveros traen bastante información.

 Amistad Sincera de Camprubí.

Capullo de Amistad Sincera. Parece otra rosa.

Me regalaron un esqueje del rosal Amistad Sincera de Camprubí que arraigó bien, pero en mi jardín apenas florece. Esta primavera produjo una sola flor, pero por esa única rosa lo mimo todo el año, es como un milagro por su belleza. Una sola flor te puede enseñar a cultivar la paciencia, la humildad y el asombro ante lo que nos dejó el Gran Creador.

Al parecer mañana retorna el sol, y pronto volverán a crecer algunos capullos en los rosales. En tanto esperamos la nueva floración os dejo algunas fotos de la semana anterior a las lluvias.

Delicia, de Kordes, en capullo.

Delicia, de Kordes.

Abejorro trabajando en un Lupinus.

Ispahan.

¡Anuncio de lluvia!