Aun así algunas tienen hermosos tonos rojizos y un aspecto saludable. Los pocos rosales que resisten han reflorecido con unas tonalidades especialmente vibrantes. Las rosas del otoño siempre me parecen más bellas que las que brotan en primavera así que, por pocas que sean, me compensan el esfuerzo de cuidarlas.
Erfurt.
Cottage Rose.
Scarborough Fair.
Cornelia.
Rosal rastrero del que no conozco el nombre ¿alguien lo reconoce?
Hace algunos años visité Londres durante el otoño y pude dedicar unas horas a visitar los Kew Gardens, y me sorprendió comprobar que mis rosales en la misma época del año estaban más sanos. Alguien me comentó que lo que ocurre es que a los ingleses no les preocupan los hongos… no debe ser exactamente así, pues en sus catálogos siempre resaltan la resistencia a las enfermedades criptogámicas.
Nuestros viveros se preocupan bien poco por este problema. Yo por mi larga experiencia recomiendo encargar plantas que ofrezcan buena resistencia a los hongos. Aunque no sea el rosal soñado, como todos tienen su belleza, sea por la forma, el color o el perfume, merece la pena ceñirse a los resistentes - especialmente si por alguna razón no se pueden tratar con fungicidas con la frecuencia necesaria.
Yo tengo, por ejemplo, un maravilloso rosal que parece inmune a las enfermedades: Cécile Brünner, rebosante de salud, inmenso. Y aún con algunas ramas en flor, lo que no es lo habitual en este clima. Es un rosal de floración libre y caprichosa, muy apreciado por su facilidad de cultivo y por la belleza de sus pequeñas rosas de té de un delicado color rosa de porcelana, exquisitas y perfectas. En un clima húmedo y de fuertes oscilaciones térmicas entre el día y la noche como el nuestro, se encuentran algunos ejemplares con muchos años, casi abandonados, y que siguen floreciendo profusamente todas las primaveras.
Cécile Brünner.
Ahora me vais a permitir un pequeño homenaje a mi querida cuñada, Margarita González Piñeiro, una artista que en sus bordados consigue reproducir el matizado del color de las rosas con una perfección que emociona. Os muestro algunas fotos de sus trabajos, auténticas obras de arte, en ellos se aprecia su gran técnica y sensibilidad. Quizás la magia del color se la pudo transmitir la luz de su tierra adoptiva, São Salvador de Bahia. Pero el arte… sólo los ángeles y las hadas pudieron regalárselo.
Siempre que contemplo sus bordados me viene a la memoria el soneto que tanto me gusta, Credo, de la poetisa portuguesa Natalia Correia.
Querida Margarita, este poema es para ti, y estas fotos son un pequeño homenaje a tu arte, ya sabes cuánto te admiramos y te queremos.
Credo.
Creio nos anjos que andam pelo mundo,
Creio na Deusa com olhos de diamantes,
Creio em amores lunares com piano ao fundo,
Creio nas lendas, nas fadas, nos atlantes,
Creio num engenho que falta mais fecundo
De harmonizar as partes dissonantes,
Creio que tudo é eterno num segundo,
Creio num céu futuro que houve dantes,
Creio nos deuses de um astral mais puro,
Na flor humilde que se encosta ao muro,
Creio na carne que enfeitiça o além,
Creio no incrível, nas coisas assombrosas,
Na ocupação do mundo pelas rosas,
Creio que o Amor tem asas de ouro. Ámen.
Yo intento también captar el color del jardín con mis puntadas. Disfruto mucho haciéndolo y quiero compartir con vosotros algunas fotos. Me parece que el contraste os puede hacer gracia.