A un día de calor inusual para junio, le siguió una noche de mansa lluvia.
¡Qué placer madrugar con las primeras luces y respirar el aire lavado y profundamente perfumado a rosas y a flor de limonero! También se perciben los tonos acres que vienen del monte, y que fueron los maestros perfumistas de mi infancia: ¡Os cheiros de San Xoan!
Laurel, flor de sauco, ruda, menta, clavelinas blancas de flor doble maravillosamente perfumadas, hinojo, romero y rosas… esta es una de las posibles combinaciones de hierbas – nunca menos de siete - necesarias para preparar el “Agua de la noche de San Juan”.
Se recogen al atardecer y se dejan en un recipiente, cubiertas de agua, al relente de la noche. Por la mañanita, antes de salir el sol, se lava bien la cara. El agua estará fresca y perfumada y os dejará la piel suave. Los días siguientes - si el tiempo lo permite - merece la pena madrugar y refrescarse la piel con esa agua, que se mantiene perfumada.
No quiero despedirme sin agradecer a todos los que habéis colaborado con la iniciativa ciudadana europea para que retiren el glifosato del mercado. ¡Se ha superado el millón de firmas necesario!
Muchas gracias.