Scarborough Fair de David Austin
Me gusta que el verano comience con una riega suave. Hoy zarzalló, la temperatura es perfecta, y la luz - tamizada por algo de niebla - es suave como en los paisajes de esos pintores holandeses del siglo XVII que tanto me gustan.
Mi pequeño huerto agradeció la frescura de la noche después de los tórridos calores de los días pasados.
Ayer, con las primeras gotas de lluvia, las rosas brillaban esplendorosas. Os muestro algunas de las fotos que hicimos, aunque no sé si la cámara habrá podido captar el brillo y la suavidad de los colores.
Grace de David Austin
Scarborough Fair de David Austin
The Shepherdess de David Austin
Lichfield Angel de David Austin (¡con un insecto crisópido!)
Rosal Helenae sobre el tejado.
Glamis Castle de David Austin
Ahora, que es cuando los rosales ingleses inician la segunda la floración, estamos luchando contra sus hongos. En la primavera y verano anteriores usé vinagre de manzana, pero sin grandes resultados. Este año estoy probando a tratarlos con aceite de Nem; me aseguran que no es tóxico. Ya rociamos tres veces un grupo de rosales, los más alejados de la casa, y el más atacado (Alfredo de Dalmás) se está recuperando lentamente.
La noche de San Juan me trae recuerdos de algunas travesuras de otros tiempos. La más celebrada en esta aldea fue conseguir retirar del corral de una casa un carro cargado de tojo con su dueño dormido encima. Este vecino, que era un cascarrabias y alardeaba de que con él nadie se atrevía, para impedir que le gastasen la misma broma de todos los años, hizo una cama con hierba seca en el carro y ahí se acostó. Despertó bien lejos de casa... pero sano y salvo.
¡Pobre señor Manuel do Queimado! Dios lo tenga en su gloria. Era un poco mal humorado pero hoy tengo para él un recuerdo tierno, y le pido que nos perdone las risas alegres - que no malignas - de aquellos días.
Como es costumbre este año también cogimos las siete hierbas: flor de saúco, tomillo, malva, manzanilla, laurel, helecho y rosas. Luego las dejamos en una palangana con agua de la fuente al relente durante toda la noche. Al día siguiente nos lavamos el rostro con esa agua perfumada. Podéis creerme, es un maravilloso tónico para la piel.
Feliz verano para todos.