domingo, 17 de junio de 2012

Un jardín en mi coche.


Me levanté muy temprano al día siguiente de la limpieza de los rosales y no me gustó el resultado del trabajo del día anterior, el jardín tenía un aire demasiado desaliñado. Así que decidí podar ya los rosales no reflorecientes. Aunque tuve que sacrificar algún capullo, el conjunto tiene ahora un aspecto más cuidado.

Sin embargo la primavera se aleja dejando un sentimiento de ausencia; la climatología sólo fue favorable para la hierba, los helechos y las ipomeas; éstas últimas son ya una verdadera plaga. Los bulbos no brotaron y las semillas tampoco germinaron.


 Y pensar que yo, que soy tan poco organizada, este año me había esforzado dibujando manchas de color en un folio, imaginando los contrastes y las armonías… El jardín da muchas veces estas lecciones, que debemos aceptar con humildad, pues la naturaleza no es nuestra esclava.

Para consolarme pasé por el vivero de una amiga y compré alegrías, geranios y hasta algunas surfinias, que no me gustan demasiado, para intentar iluminar alguna de las zonas más castigadas por el mal tiempo de esta rara primavera.


Mi coche algunas veces hace de carroza de transporte de abono, de piedras, de cestas llenas de tierra o de esas plantas de los regueiros que tanto me gustan: violetas, lirios silvestres y helechos. Hoy tenía el aire de un jardín florido.


Las navidades pasadas me regalaron una postal dibujada por el artista Pablo Rosendo. Y aunque las caricaturas siempre exageran algunos trazos, no tengo un retrato más fiel. Hoy viene a propósito que lo publique. Puede parecer un gesto de vanidad, pero como este dibujo me hizo sonreír, pretendo que a mis amigos jardineros les parezca un gesto disculpable.


Hasta pronto.

sábado, 16 de junio de 2012

El efecto de la lluvia sobre las rosas.


Os muestro algunas fotos para que podáis comprobar el efecto de la lluvia de estos días sobre las rosas del jardín.

 Rosales de Pemberton.

Cornelia, de Pemberton.

The Shepherdess, de Austin.

Golden Celebration, de Austin.

Emperatriz Josefina, rosa gallica.

martes, 12 de junio de 2012

Burrafa.


El lunes amenazaba tormenta, pero no llegó a caer - una niebla pesada y compacta se apoderó del paisaje.

Como decían los campesinos: “a burrafa  comeu o trono”, lo que significa que la niebla deshizo la tormenta. Aquí llamamos burrafa a esa lluvia que cae mansa y con persistencia continua, indistinguible de una niebla muy densa.

Con este tiempo morriñento, bajada sensible de la temperatura y lluvia constante, el jardín no tuvo suerte.  También las cosechas sufren, aún recuerdo el dicho:

A burrafa en San Xoan,
tolle o viño e non da pan.

(La niebla en San Juan,
estropea el vino y no da pan).

Quizás por eso las hormigas no enjambraron y las abejas abandonaron el seto de Cotoneaster que en esta época solía estar todo el día rebosante de revoloteos y zumbidos con el trabajo intenso de cargar sus cestas de polen.

Hoy al amanecer, con una ligera mejoría del tiempo, empezamos la limpieza de los rosales, eliminando las ramas dobladas por el peso de las flores que ahora no son más que un amasijo de pétalos machacados.

Más tarde la niebla se volvió a cerrar y tuvimos que abandonar, siempre respetamos el viejo dicho “con burrafa  non se pisa a terra”.

Tendremos que esperar varios días para poder contemplar rosas de igual belleza.Como consuelo os dejo unas imágenes de la pasada semana.






sábado, 2 de junio de 2012

Llegó la primavera.


Esta mañana a primera hora el perfume de las rosas era más perceptible que el aroma del azahar y del jazmín, lo que indica que la primavera está plenamente instalada.

La luna  de octubre no mintió; tuvimos un invierno benigno y una primavera excesivamente fría, cosa poco habitual aquí en la montaña.

Aun faltan las tormentas que la luna anunció para los días finales de la primavera, en algún momento de estos días oiremos retumbar el trueno. Temo las tormentas secas, aunque por otro lado a los  rosales, que están ahora en plena floración, una lluvia violenta les apagaría el brillo y el perfume.

Pero a lo mejor el jardín tiene suerte y puede lucir sus colores y esparcir el perfume de sus flores por algunas semanas porque hoy en mi casa apareció la señal que indica que el buen tiempo va a ser dominante: el suelo de barro de la cocina está “sudando” y además aparecieron las hormigas, en unos días habrá enjambrazón. Entre tanto las obreras roban lo que pueden, en pequeñas procesiones por las paredes de piedra hacia los agujeros de las juntas en donde el mortero se ha agrietado. Unos pocos días  llevando provisiones… y luego desaparecen hasta la próxima primavera.

El día fue caluroso, con nubes sueltas, truenos lejanos y algunas gotas de lluvia. La temperatura es propicia para que las rosas despierten, hay muchos capullos en fase de crecimiento.

Sin embargo con el calor apareció también la mancha negra. Es una pena que por razones de salud no pueda usar ningún fungicida, solo sulfato de cobre, porque cuando las rosas están abiertas el rociado las deja tristes y deslucidas.

Los rosales más afectados están plantados en la tierra más pobre del jardín, aunque los primeros en ser atacados fueron Madame Meilland, que tiene la buena tierra del huerto, e Ispahan, plantada en tierra profunda y rica.

Deprez de flor amarilla y Bouquet d’Or, plantados hace 5 años al lado de una pared que mira al oeste, están totalmente deshojados. Hoy les di un aporte de abono orgánico en pellets y abono químico rico en sulfato de potasio y magnesio, les hice una buena cazoleta alrededor de las raíces y regué profundamente. Si no reaccionan será mejor eliminarlos antes que dejar que sean un foco de contagio. En los próximos días, con algunas fotos, podremos observar su evolución después del abonado.

También Mutabilis está sufriendo, en este caso por la competencia de plantas vecinas. Hoy, aprovechando que tenía un buen ayudante, le hice un tratamiento de choque: cortamos con la laya (pala plana) - impulsada por los golpes de un martillón - todas las raíces que pudieran rodearla en un perímetro de un metro cuadrado. Luego la aboné, le añadimos buena tierra y regamos. Hace un momento di una vuelta por la zona que hoy cuidamos especialmente y tuve la sensación que ya estaba más alegre...

Terminamos el trabajo del día perfilando los surcos que separan el césped de la zona de los rosales y las vivaces, y en este momento, al atardecer, el jardín es de una perfecta belleza.

Un afectuoso saludo para todos los amigos de los jardines.