Ayer una fuerte lluvia abrevió la floración del cerezo japonés. Hoy, al salir el sol, sus pétalos empezaron a caer y ahora el manto rosado cubriendo el césped es una fiesta para los ojos.
La tarde fue apacible y hemos recibido con alegría la visita de dos elegantísimos lagartos verdinegros (Lacerta schreiberi) que honraron nuestro pequeño estanque eligiéndolo para sus requiebros amorosos. Ved las fotos en las que se puede captar como un gesto de ternura en la suavidad con la que se rozan sus hermosas cabezas.
Me encantan los estanques: en todas las horas del día y en todo momento del año algo se mueve, algo se refleja… y es como un imán que te llama.
Uno de nuestros perros, el Truco, también es su admirador. Tanto que a veces temo por las carpas, que son confiadas y tranquilas, y que cuando las llamamos con unos golpecitos en una tabla se acercan para comer las migajas de pan que les arrojamos. Entonces, si no lo reprendemos, el perro no duda en meterse dentro del estanque y parece que entra en trance...
Un abrazo.