sábado, 2 de mayo de 2015
Chuviscas de abril.
Un hermoso día de abril: un sol claro y el cielo sin nubes.
Todo el campo es una armoniosa sinfonía de colores: en los montes el verde y amarillo son los colores dominantes, en las pequeñas parcelas cultivadas las blancas flores de los manzanos y los perales aún embellecen los huertos y entre la hierba se ven las hermosas manchas azules de las verónicas y las arvejas silvestres, entre otras muchas “malas hierbas”, como llamábamos los campesinos a todo aquello que crecía en nuestros campos y no “producía”. Hoy sabemos que tienen una función esencial, sin ellas no existirían los insectos que polinizan nuestras cosechas.
Aún se pueden ver en alguna finca de las poquísimas que se aran para sembrar maíz las floraciones de color amarillo dorado de los Crysanthemum segetum, para mí son los carabeles, así les decían en mi infancia… ¡y eran las flores que yo prefería para embellecer mi finca de 40 cm por un metro, que en la Carballeira era mi terreno sagrado!!!
En los últimos días tuvimos las cuatro estaciones: lluvia fuerte, noches frías, alguna hora con sol y calor, y también las “chuviscas” propias de abril. Las azaleas sufrieron algún castigo - os muestro algunas fotos - solo las de floración más tardía, que son las de color magenta, resisten sin inmutarse.
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