Hace unos días la Asociación de vecinos de Xares, en A Veiga (Ourense) me invitó a dar una charla sobre rosas.
Fue un gran privilegio estar unos días en esa maravillosa aldea, ya casi nos hemos olvidado de que existen lugares que encierran tanta belleza. Sus gentes son amables y - cosa rara en estas tierras - están orgullosas de sus pequeños jardines, a los que cuidan con esmero. Me hubiera gustado poder darle un premio especial a cada uno de ellos.
Transcribo más o menos lo que pude decirles:
En una ocasión me regalaron un hermoso libro que habla de la evolución de los jardines en Europa, desde los tiempos antiguos hasta nuestros días. Cito a su autor, un erudito profesor de Pedagogía del Arte, Ehrenfried Kluckert:
“Para situar las plantas en un jardín hace falta tener conocimientos científicos y capacidad artística.”
Tengo que reconocer que yo empecé sin ningún conocimiento científico y con una discutible capacidad artística, pero sí con un gran entusiasmo, perseverancia y esfuerzo, que creo son las claves fundamentales para lograr resultados. Con ello quiero animar a los que estéis empezando.
A lo largo de los años he intentado informarme y aprender no sólo de los libros y manuales sino especialmente de mis errores y de la observación del comportamiento de las plantas en mi jardín. No soy erudita, pero mi larga experiencia me ha proporcionado algunos conocimientos, muchas alegrías, y creo que también ha contribuido a darme mucha salud - a mis casi 79 años no me puedo quejar.
Me gustan todas las plantas, y en especial las rosas, pero no tengo espíritu de coleccionista. Intento usar las rosas como complemento de armonía y belleza en mi jardín. Lo cierto es que las rosas son tan versátiles en su floración, en su forma y en su color que he acabado teniendo muchas variedades de rosales.
De entre todas ellas tengo que confesar que estoy enamorada de las variedades perfumadas, quizás por un recuerdo de mi infancia: unas matas perfumadas de la casa de mi abuela que todavía conservo, es una Gallica que recuerda a Charles de Mille y que todavía no he podido clasificar.
Consejos sobre rosas.
Después de tantos años de esfuerzo y de aprendizaje de mis errores, lo que os puedo aconsejar lo resumiría así:
1 - Ubicación.
Las rosas agradecen la orientación a naciente, les gusta la luz de la mañana. Por otro lado debe asegurar una exposición al sol de al menos 5 horas cada día.
En nuestro hemisferio la orientación al sur, con muchas más horas de sol, suele ser buena. Pero no todas la soportan bien, sufren principalmente las rosas rojas de color oscuro, que se mustian muy pronto.
La orientación al norte debe evitarse ya que suele crear problemas, aunque existen variedades que la aceptan sin problemas como los rosales trepadores Alberic Barbier y Madame Alfred Carriere.
En las zonas menos luminosas es aconsejable elegir variedades de rosas blancas o de colores muy claros y plantas de hojas jaspeadas (variegatas), que además de darse bien resaltan en área umbrías.
Además deben contar con una adecuada protección del viento, aunque las rosas necesitan zonas aireadas que minimizan las enfermedades por hongos, sufren mucho si están expuestas a vientos muy fuertes. Si el lugar del que disponemos está expuesto a estas corrientes, tendremos que protegerlas creando barreras que pueden ser muros, taludes o elementos arbóreos.
2 - Preparación de la plantación.
Tan importante como la ubicación es la preparación del suelo en el momento de plantar.
2.1 - Hoyo de plantación.
A menor calidad de la tierra, mayor tamaño del hoyo de plantación, tanto en profundidad como en anchura. Con ello se consigue que las plantas sean más robustas y resistentes a las enfermedades, más vigorosas en su crecimiento y menos exigentes a nivel de riego.
El hoyo debería abrirse con bastante antelación, unos cuantos días si es posible. Esto permite que la tierra se oxigene y además podremos observar su drenaje.
2.1 - Drenaje.
Por precaución yo siempre pongo en el fondo del agujero piedrecitas, grava o restos de macetas para mejorar el drenaje.
2.3 - Dimensiones del hoyo.
Los manuales suelen recomendar un hoyo de 40x50 cm ó 40x60 cm. Yo aconsejo, si el terreno es pobre, hacer un agujero mayor, de unos 80x80 cm para cada rosal.
Actualmente, para ahorrar trabajo y con muy buen resultado, prefiero hacer un buen hoyo, de 100x100 cm, en donde puedo plantar 3 rosales de la misma variedad. Los coloco en una disposición triangular, que permite en muy poco tiempo disfrutar de un maravillosa mata de buen tamaño, frondosa y vigorosa.
2.4 - Disposición de la tierra en el hoyo.
Al cavar el hoyo hay que separar la tierra en dos mitades. La primera mitad, en la que amontonaremos la tierra superficial, más rica y oxigenada, se pondrá a un lado. La segunda mitad, tierra más profunda y pobre, la dejaremos al otro lado. Cuando llegue el momento de rellenar el hueco que hemos creado lo haremos a la inversa: la más superficial y rica irá al fondo del agujero y la más profunda y pobre a la superficie
En el fondo del hoyo colocaremos la tierra que originalmente era la más superficial, mezclada con abono orgánico maduro, al cual se le puede añadir algún abono químico específico para rosales en las cantidades que aconseje el fabricante, que suele ser de unos 40 gramos por planta. A estos abonos yo añado mi propia receta - recogida a lo largo de los años de varias fuentes - y que me ha dado muy buenos resultados:
- Lana virgen (restos de ovillos o trozos de viejos calcetines o chaquetas).
- Trozos de cuero (trozos de viejos zapatos).
- Huesos (comprados en la carnicería) ya que aquí en España nunca he podido encontrar la mezcla de harina de huesos y sangre que recomiendan los ingleses (bone & blood meal). Estos huesos actúan como fertilizante de liberación lenta que irán soltando a lo largo de los años minerales, especialmente fósforo, muy valiosos para la salud de los rosales.
Sobre esta capa de tierra abonada pondremos más tierra sin abonar para evitar el contacto directo de las raíces con el abono.
A continuación colocaremos el rosal en el hoyo y sujetaremos las raíces con tierra pobre, que paulatinamente, en contacto con el aire, se irá oxigenando y enriqueciendo.
2.5 - Colocación del rosal en el hoyo.
Yo aconsejo seguir los siguientes pasos:
- Refrescar las raíces. Si la planta se ha comprado a raíz desnuda conviene humedecerla durante unas horas. Es también muy recomendable añadir a las raíces hongos micorrízicos que en 2 o 3 semanas ayudarán a desarrollar un sistema de raíces secundario que permitirá un mejor aporte hídrico y de nutrientes a la planta. Yo utilizo los que proporciona David Austin.
- Colocar la planta en el centro del hoyo si es única, o en triángulo si son tres.
- Añadir tierra no abonada hasta el nivel del injerto si se planta en primavera y 2 o 3 cm más arriba si es en otoño
- Regar. Hasta que la tierra quede empapada, normalmente con una o dos regaderas será suficiente.
- Apretar la tierra para eliminar bolsas de aire
- Añadir más tierra si es necesario para llegar a los niveles indicados anteriormente.
3 - Riego.
A los rosales no les gusta estar secos, principalmente en los dos primeros años, en los que son muy sensibles a la sequía. Después de dos años ya habrán desarrollado un buen sistema radicular con raíces de carácter pivotante, que les permite ser más resistentes a las deficiencias hídricas.
Es mejor regar en profundidad menos veces que hacerlo más a menudo superficialmente. Los riegos cortos superficiales hacen que las raíces crezcan hacia arriba y hacen que el rosal sufra más con los golpes de calor.
La cantidad de riego dependerá del clima, del tipo de tierra y del drenaje del terreno. Paradójicamente en los días secos de la primavera tendremos que regar más que durante el verano ya que, aunque es una época menos calurosa, las plantas son más sensibles por estar en pleno desarrollo.
En el mes de agosto los rosales hacen pequeñas pausas en su floración y requieren un riego menos riguroso.
En septiembre tendremos que volver a estar muy atentos al riego para ayudar a la remontada de la segunda floración.
4 - Control de plagas y enfermedades.
En Galicia las micosis (enfermedades por hongos) son, por la humedad de nuestro clima, endémicas: mancha negra, roya y mildiu.
Aconsejo adquirir las plantas en buenos viveros y elegir aquellas variedades descritas como muy resistentes a estas enfermedades.
Os podéis remitir a cualquier manual para profundizar en su tratamiento.
Las fotografías son del mes de junio, antes de las fuertes lluvias que esta primavera nos sorprendieron por su violencia y duración.
Ahora todos los rosales están llenos de capullos nuevamente. Paws de Peter Beales está en plena floración, es realmente hermosísimo y muy sano.
Hasta pronto.