En tardes como la de hoy, neblinosas y frías, en la aldea de mi infancia los niños tenían entrada franca en casi todas las casas. Recuerdo con especial cariño las dos donde siempre me contaban algún maravilloso cuento, aunque no los llamaban cuentos, sino “estorias”, y todas empezaban con las siguientes palabras: “Noutros tempos…”, así entendíamos que eran historias reales.
Más adelante, cuando volví a la aldea para quedarme definitivamente, recorría en mis paseos los sitios tantas veces nombrados en los relatos que me habían contado en mi infancia y tuve la intuición que algo especial tendrían esos lugares para que significaran tanto durante generaciones, así que inicié una búsqueda que fue larga. Un atardecer, bajando del monte, vi el primer petroglifo - para ser exacta fue mi ahijada Charito, casi una niña, la primera en verlo - era una espiral en una piedra plana. Ese fue el comienzo de una aventura que aún continúa.
Ese primer grabado rupestre me despertó una gran curiosidad por conocer cómo habría sido la vida de nuestros antepasados en estos montes. Nuestro querido amigo Rafael Monteiro, portugués de vieja estirpe, sabio y santo, gran sabedor de todo lo que se relacionaba con la arqueología, me ayudaba - usando su frase - “a poner los ojos”, y me aconsejaba que siguiera las pistas de esos cuentos de mi infancia.
La leyenda más bonita se refería a una bellísima señora, de largo cabello negro, que aparece sentada en unas piedras que están situadas entre O Lombo da Moa y la Chan das Pipas. Decían que es un ser que tiene el poder de llevarte por los aires a donde quiera.
De hecho tengo el recuerdo entrañable de la señora Perfeuta do Coto da Feira, una buenísima persona, que me contaba que a ella la había “levantado”. Oigo su voz diciendo: “Levantáronme miña filliña, levantáronme e dende entón non volvín a ter saúde…” y me avisaba repetidamente de que cuando pasara por ese lugar nunca atendiera a visiones o llamadas. Supongo que todos los niños de ese tiempo tendríamos esos maravillosos miedos.
La búsqueda resultó muy gratificante: daba largos paseos en mi tiempo libre y empecé observando las piedras marcadas por la leyenda: A Mestra das Abellas, Outeiro Cabano, Outeiro Furado, Laxa Negra, Outeiro do Gato, Coto Mourán… y en todas encontré inscripciones.
En los lugares más presentes en aquellos relatos, donde según la leyenda estarían las tres pipas (barriles), una llena de oro, otra llena de plata y la última llena de peste, pasaba, y aún hoy lo hago, con un sentimiento de reverencia, como si pisara terreno sagrado.
Un año en el que habíamos sufrido tremendos incendios aparecieron, claramente visibles, restos de algunas construcciones circulares y yo aprovechaba los paseos con la gente joven para explicarle lo que nosotros en ese momento creíamos era un Castro. Cierto día mi hijo, que era un niño muy observador, empezó a rebuscar entre algunas pequeñas piedras y casi a flor de tierra encontró un pequeño trozo de metal dorado trabajado.
Los arqueólogos, avisados por nosotros, se acercaron a investigar y confirmaron que se trataba una zona de gran interés. En el Museo de Pontevedra se puede encontrar cerámica, piedras de distinto uso e incluso el pequeño trozo metálico que fue encontrado por mi hijo, que resultó ser un fragmento de un torques que entregó con gran tristeza - por entonces tenía 12 años - después de una larga conversación sobre la fuerza del deber.
Me decía el fallecido Alfredo García Alén que esta zona es riquísima en restos arqueológicos pero que está todo por hacer, y me temo que desde su tiempo no se ha adelantado mucho en este campo. Lo digo porque estos días están limpiando el monte - nos alegramos porque aleja el fuego - pero ¿no habrá otro sistema, quizá un poco más lento, pero menos brutal que el uso de esas tremendas maquinas de bolas metálicas giratorias que arrasan indiscriminadamente todo lo que encuentran?
Por otro lado la gran carretera avanza inexorablemente. Se rumorea que hemos conseguido que respeten el antiguo acceso a esta aldea; si es así doy las gracias a una especie de helecho en vías de extinción Dryopteris Guanchica y a la salamandra rabilarga que habita en esta zona, que nos ayudaron en la lucha por la defensa de nuestro entorno.
Febrerillo loco está dando la razón a quién así lo llamó. Amaneció el jardín cubierto por una capa de granizo, aquí lo llamamos sarabela, hermosa palabra para un hermoso espectáculo.
Hasta pronto.
jueves, 24 de febrero de 2011
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Maruxa, !cuánto daría por acompañarte un día en tus paseos y escuchar todas esas historias!
ResponderEliminarUn abrazo.
María José
Que hermosa tu descripcion. Me has llevado alla--junto a ti, me he sentado a tus pies y he volado en imaginacion hacia los cerros y montes de tu juventud. Gracias. Me voy feliz.
ResponderEliminarCielo
Animaros y en primavera hacerme una visita, os recibiremos con los brazos abiertos.
ResponderEliminarLos Montes no están igual que en mi niñez; no hay ganado, solo tojo que todo lo invade, casi ya no hay caminos es difícil subir pero arriba el horizonte no cambió.....
Un afectuoso abrazo para las dos.
Maruxa
hola Maruxa, que gran historia O.O cuando veas una flor ahi estaré acompañandote en tus travesias....
ResponderEliminarescuchar historias me encanta, y asi recuerdo a mi abuela me transporta a una hermosa niñez con ella..
saludos cordiales
La biodiversidad siempre protege a la gente, de uno u otro modo, si la necesitas puedes contar con ella
ResponderEliminarLo contrario por desgracia no es tan habitual, y menos cuando vivimos en directo la sexta gran extinción del planeta. La tercera parte de los anfibios del planeta está en peligro de desaparecer y muchos han desaparecido de sitios donde eran frecuentes de pequeño. Afortunadamente cada vez hay más jardineros que ayudan a los renacuajos a encontrar una nueva casa en su jardín
Así que en realidad, si contáramos una historia antigua podriamos decir que una vez una anciana jardinera enamorada de las rosas hizo un estanque en su jardín y años después los anfibios agradecidos le devolvieron un poco ayudándola a conservar bella su comarca
¡Oxalá !
ResponderEliminarMaruxaaaaaaa...uau...que saudades amiga!!!
ResponderEliminarVim deixar meu carinho...E DESEJAR UM FELIZ DIA INTERNACIONAL DA MULHER...
BEIJOS...ADOREI ESTAR AQUI...
Hola Maruxa, me he dado una vueltita por tu blog y he admirado tu maravilloso jardín y esa casa increíblemente hermosa que tienes.
ResponderEliminarQuè bella historia cuentas y quélugar con tanta historia y cultura en el que vives. Lástima que ese carretera haya avanzado tanto.
Viste la película Avatar? Me recuerda tanto el salvaje paso del hombre en nombre de la civilización.
muchos cariños
Maruxa,
ResponderEliminarque alegria volver a leerte! me encantó la historia, y mas me gustaría escucharlas de tu boca. Hace tiempo que trato de convencer al los abuelos de mi novio para ir a Ourense, ellos son de una aldea llamada "Casa soa", pero dicen que les traera mucha tristeza ver todo el cambio que ha sufrido el lugar.
A mi me encantaria poder recorrer lugares con tanta historia e ir a conocerte. A ver si finalmente los convenso!
Ah! en mi blog me preguntabas cuando iba a mostrar los masizos del jardin, bueno en realidad por ahora son pequeñas plantas ya que nos mudamos en noviembre pero estoy esperando con ansias la primavera para que todo vuelva a brotar y ver los avances.
besotes amiga.
Carola