En estos días he decidido hacer algunos pequeños cambios en casa, acercándola aún más a la renaciente vitalidad del jardín. Para empezar coloqué dos macetas con claveles en el balcón de mi habitación. Los bien regados claveles crecen con fuerza en busca de la luz, y el perfume fresco del clavel rojo jaspeado anima mi espíritu todas las mañanas.
En los primeros días de primavera el viento parece traer consigo la energía del sol, reflejándola en el agua del estanque y abrazando todas las cosas.Ahora - tras el invierno - la puerta principal, casi siempre abierta, deja que entre el perfume, el color y la luz del jardín con más facilidad en la casa.
Son días de descanso, apenas hay que poner atención a los riegos y preocuparse de vigilar si comienza alguna enfermedad fúngica para iniciar los tratamientos.
Buenas noches a todos.
Peonías:
Azaleas:
Camelio:
Narcisos:
Hierba centella:
Vinca y miosotis:
Bergenia:
Una preciosidad esas peonías y el miosotis , que a la vez me han hecho recordar a una amiga en la lejanía...
ResponderEliminarGracias Maruxa y enhorabuena por ese precioso jardín.
Rosa.
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ResponderEliminarQuerida Maruxa:
ResponderEliminarBuenos días y gracias por compartir el despertar de esta maravillosa primavera en tu jardín. Estoy deseando ir a verte para oler esos maravillosos perfumes.
Tengo una maravillosa noticia, en el pequeño Acer Palmatum, en maceta, de mi terraza se ha establecido una colonia de mariquitas, xoaniñas (Coccinella septempunctata). ¡Sí en pleno centro de la ciudad!. Tengo al menos una docena con su alegre traje rojo y sus siete puntitos negros. Las descubrí hace unos días al vilgilar los brotes de nuevas hojas en las que había pulgones. No me lo puedo creer , tengo un control biológico de áfidos en mi balcón. He leido que una sola mariquita puede comer más de mil áfidos en un verano y que uan hembra puede poner hasta un millón de huevos. Tengo que investigar como transportarlas. Agradecería algún comentario de como hacerlo.
Esto me ha hecho recordar, que hace muchos años, unos 30 ó 35, cuándo el boom de los insecticidas en los tierras de colindantes había hecho desaparecer las xoaniñas del jardín, habías pedido por correo (en Francia?), unas cajitas de cartón con huevos. La atamos con cordelitos a las ramas de algunos árboles y estuvimos vigilando expectantes su nacimiento. Lo cierto es que nos lo perdimos y ese año no vimos mariquitas. Poco a poco han vuelto y ahora incluso aquí lo que me hace reconciliarme, en cierto grado, con la ciudad.
Un beso muy fuerte,
Montse
Qué bonita es la primavera de este año. Es un gustazo pasarse por aquí y ver tu jardín, Maruxa. Disfrútalo mucho. Impresionantes esas azaleas, y preciosas las peonías.
ResponderEliminarBicos.
Vaya con las peonías. Montse, me hace mucha gracia lo del control biológico de áfidos. Es de lo más entretenido. Yo vivo en Madrid, y lo cierto es que los pulgones casi nunca son un problema, en cuanto aparecen la solución viene sola. En dos formas. Una es una pequeña avispita negra que pone el huevo en los pulgones. El pulgón se pone gordo como una pelota, y se va al extremo de una hoja o pétalo, con el culillo hacia fuera, para que la avispita salga cómodamente por una ventana redondita que abre en el extremo del abdomen. Me resulta enormemente misterioso que el parásito sea capaz de controlar los movimientos del pulgón, pero así es. Es muy eficaz, y trabajan todo el año, hasta se meten en casa si hace falta. No elimina los pulgones, pero los mantiene muy a raya y no estorban. La otra es una mosca atigrada (imita a una avispa) que si encuentra una buena concentración de pulgones pone sus huevos en la planta y sale una larva voraz, que se come todos los pulgones que haya en el brote.
ResponderEliminarOtro cantar es la araña roja, llevo tiempo pulverizando con agua con cierto resultado pero no es suficiente, voy a probar con una infusión de ajo....