Mi querido septiembre, una vez más te doy la bienvenida. Me quedaría con tu luz, con tu suave temperatura, el cantar de los pájaros tan activos en sus cortos vuelos de rama en rama… apetece tocar la hierba. Los nuevos brotes de los rosales, en su tierno color irisado de oro, me están diciendo que quieren bailar a la vida; algunos florecerán y animarán el jardín que revive del estío lleno de frescor.
Y torno a mi preocupación: los hongos de los rosales. Empecé un tratamiento nuevo utilizando vinagre de sidra, recomendado por el amable autor del magnífico blog chileangarden, Fernando Ruz, que reside y trabaja en Londres. Por su saber y su buen gusto para presentar las fotos de los jardines que visita - que son muchos - hace que sea un regalo descubrir sus publicaciones (…gracias Fernando, me gustaría poder volver a Londres y aceptar tu ofrecimiento como guía de jardines).
Contestando hace algún tiempo a mi pedido de ayuda, me informó de que los ingleses usaban el vinagre de sidra como un antifúngico. Supongo que por su clima y su amor a las rosas tienen de seguro una larga experiencia con este problema.
Además del rociado con el vinagre diluido en agua en la proporción de una cucharada por litro, les estoy dando un aporte de fertilizante líquido que hacemos aprovechando el estiércol de las gallinas. A tres kilos de estiércol le añadimos unos 20 litros de agua, dejamos que repose 20 días, le retiramos las masas que afloran a la superficie y luego lo aplicamos diluido en agua - en una regadera de 7 litros añadimos aproximadamente un cuarto de litro de ese fertilizante. Dicen algunos entendidos que es el mejor sistema de abonado. Este tratamiento lo hacemos dos veces, espaciado unos 15 días. Así intentamos ayudar a la floración del otoño, que si bien es un poco más pobre en cantidad de flores, éstas son más hermosas en su color y a mí me parece que su perfume es más profundo y más intenso.
Esta mañana bien temprano di una pequeña vuelta por el jardín, con mi taza de café en la mano. Canté de puro gozo, y en mi corazón alabé una vez más al Creador de tanta belleza.
Contestando hace algún tiempo a mi pedido de ayuda, me informó de que los ingleses usaban el vinagre de sidra como un antifúngico. Supongo que por su clima y su amor a las rosas tienen de seguro una larga experiencia con este problema.
Además del rociado con el vinagre diluido en agua en la proporción de una cucharada por litro, les estoy dando un aporte de fertilizante líquido que hacemos aprovechando el estiércol de las gallinas. A tres kilos de estiércol le añadimos unos 20 litros de agua, dejamos que repose 20 días, le retiramos las masas que afloran a la superficie y luego lo aplicamos diluido en agua - en una regadera de 7 litros añadimos aproximadamente un cuarto de litro de ese fertilizante. Dicen algunos entendidos que es el mejor sistema de abonado. Este tratamiento lo hacemos dos veces, espaciado unos 15 días. Así intentamos ayudar a la floración del otoño, que si bien es un poco más pobre en cantidad de flores, éstas son más hermosas en su color y a mí me parece que su perfume es más profundo y más intenso.
Esta mañana bien temprano di una pequeña vuelta por el jardín, con mi taza de café en la mano. Canté de puro gozo, y en mi corazón alabé una vez más al Creador de tanta belleza.
¡ Que felicidad Maruxa, pasear por el jardín. Abrazos.
ResponderEliminarCon tanto mimo seguro que se ponen guapísimos!!
ResponderEliminarun abrazo
Una vez mas me parece que mi comentario se borró,una vez mas te mando un abrazo,si es que puedo enviarlo,
ResponderEliminarhola Maruxa!! como estas?
ResponderEliminarme alegro mucho de que sigas trabajando en el jardin y te hayas acordado de mí. Yo tb pienso en tí y en tus rosas. Tengo un nuevo huerto, está recién creciendo y el jardín recién comenzando. Ya me dará para escribir. Pienso volver.
beso enorme!!
Carola
Querida Carola, me alegré muchísimo con tus noticias.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Wow ! Your garden is so gorgeous ! Thanks for sharing !
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