domingo, 15 de febrero de 2009

Por fin hemos visto el sol.

Hoy salió el sol, se aproxima San Valentín, es el momento de iniciar la poda.

Pero el pobre jardín aún está aterido, fueron treinta y cuatro días de lluvia, nieve y heladas. La última semana la lluvia fue torrencial.

Ahora hay que esperar unos días para empezar a podar, no se debe pisar la tierra tan encharcada. Lo aprendí de mi abuela materna, con la que pasé los primeros ocho años de mi vida. La abuela era una mujer de buena salud, gran capacidad de trabajo y mucho saber. No tendríamos mucho dinero, pero teníamos una casa de labranza llena de vida, nos considerábamos muy afortunadas.

Me duele muchísimo cuando oigo esa frase que tanto les gusta a los pseudo-ilustrados de estos tiempos: “...en aquella época en que había tanto analfabetismo...”. Ojalá yo pudiera transmitir el saber de mi abuela, con palabras sencillas me aclaraba el porqué se tenían que hacer las cosas de cierta manera. Hoy me hubiera dicho que la tierra tiene que respirar, con tanta agua le falta el aire. Si me viese entrar en la huerta después de una lluvia fuerte pisando con poco cuidado, diría: "Mataches o que ía nacer". Hoy sé por experiencia que es así: recuerdo que una vez planté Crocus, como hago siempre, a bastante profundidad dentro de pequeños tiestos de plástico en un intento de que pudieran salvarse de los roedores. Ese año no los encontraron pero los niños, en un tarde bastante lluviosa, decidieron saltar justo encima. Por falta de tiempo no removí esa tierra y ese año apenas brotaron y no florecieron.

En unos días, en cuanto la tierra esté menos húmeda, empezaré a podar.

Durante un largo tiempo la palabra “poda” representó para mí un dragón de siete cabezas. Luego me di cuenta de que algunos de sus aspectos, como la longitud de las ramas que se dejan, no tienen demasiada importancia, hagas lo que hagas el resultado no es muy diferente. Sin embargo otras cuestiones, como dejar limpio el centro de las plantas para que circule el aire, sí son muy relevantes. También es importante que las ramas no estén en contacto entre ellas para evitar que con el roce se produzcan heridas.

Sabía que los híbridos de té tenían que ser muy recortados, era fácil entender lo que significaba dejarle apenas tres “ojos” en cada rama. Aún así las primeras veces tenía la sensación que los estaba destruyendo.

Con las Rugosas no hay ningún problema, en algún libro leí que les encanta que las dejes en paz y realmente es cierto, no tienes por qué podarlas si no quieres.

Las preocupaciones empiezan cuando te enfrentas a las demás. En mi siguiente anotación os hablaré de cómo fui adquiriendo confianza y una cierta experiencia.


General Schablikine

El primer día de sol después de tantos lluviosos es como un regalo de Dios; disfruté enormemente. Me limité a recoger las ramas caídas y pasar el cortacésped. La recompensa fue un atardecer con el jardín remozado y con ese perfume tan especial que da la hierba recién cortada.

Próximamente continuaré, hasta entonces buenas noches.

3 comentarios:

  1. Es un placer leerla, y sobre todo un placer ver su paraíso donde tiene esas joyas.
    Sin duda, es un placer...

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  2. Para Mª Rosa Mayos:

    Muchas gracias. A mí me hace muy feliz compartir mi jardín.

    Un saludo,
    Maruxa

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  3. No cabe duda: pocas veces hemos agradecido tanto la mejora del tiempo como este año. Realmente, hemos tenido un mes de enero de los que hacen Historia, tanto aire, tanta agua.

    Maruxa, habría que ver si esos ilustrados actuales se sabrían desenvolver bien en las situaciones de vida que afrontaron nuestros antepasados.

    Saludos a las dos!!!.

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