Suponiendo que se plantaron rosales en noviembre, en febrero ya estarán desarrollando las yemas. En nuestra zona lo normal es que hasta ese momento no haya habido necesidad de ningún cuidado: con la lluvia del invierno el riego está asegurado, el frío no las habrá perjudicado siempre que tuviesen el injerto bien cubierto de tierra, y las plagas aun no habrán empezado. En cuanto al abono no hay problema, el primer año no lo necesitan.
Riego.
Siempre que al remover la tierra esta se encuentre seca habrá que regar, ya que las raíces necesitan humedad constante aunque no les guste estar encharcadas.
Hemos dicho que durante el invierno no hay que regar. En general es así, aunque podría ocurrir en años excepcionalmente secos que fuera necesario darle de vez en cuando un riego profundo, por ejemplo una vez a la semana.
En cuanto empiecen a subir las temperaturas los riegos deben ser frecuentes ya que en primavera las plantas necesitan mucha agua. Además deben ser abundantes para que el agua penetre profundamente y las raíces, que buscan la humedad, se desarrollen verticalmente. Es un error regar a menudo con poca agua ya que así las raíces crecen más en superficie y sufren con los golpes de calor. Aunque las temperaturas sean altas dos riegos a la semana serán suficientes.
Plagas.
Cuando las temperaturas suben y hay humedad - aquí suele ocurrir cuando la primavera ya está adelantada - empiezan las plagas: fúngicas y parasitarias. Como no quiero abusar de los productos químicos yo sólo me ocupo de las tres más importantes: mancha negra, roya y pulgón.
Como protección frente a los hongos yo aconsejo darle entre febrero y marzo una mano de sulfato de cobre, rociando las hojas y además mojando bien la tierra con el mismo líquido como medida profiláctica. Más tarde, antes de que se abran los primeros capullos, se le aplica otro rociado con sulfato de cobre, porque si se hace después se mancharán las flores.
Si aun así aparecen señales de mancha negra o roya hay que tratarlas con fungicidas. Si no se hacen tratamientos las plantas no se mueren, pero al perder las hojas se debilitan y florecen mucho menos.
La verdad es que en mi jardín hay muy poco pulgón, para combatirlo entierro dientes de ajo entre las rosas y planto lavandas ya que los pulgones detestan su olor. Las utilizo para hacer bordes en algunos de los parterres. Me gusta muchísimo el perfume de sus flores y además el color de la planta combina perfectamente con el verde de las hojas de los rosales.
Si aun así les atacan los pulgones habrá que diluir un poco de jabón lagarto en agua y rociar las hojas con la sulfatadora o con una regadera.
Además, y aunque los manuales no lo aconsejan, yo lavo las hojas de mis rosales con la manguera y me parece que las plantas quedan encantadas.
Malas hierbas.
A partir de la primavera deben combatirse las malas hierbas, o bien arrancándolas con la escarda o cubriendo la tierra con mantillo de hojas, corteza de árbol desmenuzada, etc.
lunes, 26 de enero de 2009
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