jueves, 31 de marzo de 2016

Muiñada.


La primavera, coqueta y caprichosa, se anuncia primero con una pequeña explosión de junquillos… y al día siguiente los cubre con un velo blanco de cristales de nieve.

Siguen días fríos y grises, pero una mañana me levanto con un sol radiante y los camelios lucen sus magníficas flores. Sin embargo esa misma tarde un viento caliente las oxida.

Así es el comienzo de la primavera.





Hace pocos días fuimos a dar un paseo para encontrarnos con la belleza siempre segura de nuestros ríos y nuestros viejos robles, con sus vestimentas de terciopelo verde. Y yo me reencontré con uno de mis más queridos recuerdos, el de los días de muiñada.

¿Conocéis la cantiga?

Unha noite no muíño,
unha noite no muíño,
unha noite non é nada.
Unha semaniña enteira,
unha semaniña enteira,
esa si que é muiñada



Cuando yo era una niña bajábamos todas las semanas al molino del río. Necesitábamos la harina para hacer el pan de maíz, que se cocía en el horno de piedra, y también para complementar la comida de los animales.


Se trataba una caminata de un par de kilómetros. Los mayores lo hacían cargando un saco de grano que se llevaba colgado de la cabeza a modo de carapucho, algo tan sencillo como llenar parcialmente un saco grande de tela, de modo que la parte vacía se colocaba alrededor de la frente a modo de toca y así sostenía la carga que se llevaba a la espalda. A los niños se les dejaba llevar una versión más pequeña del carapucho ¡todo el mundo tenía que colaborar!

Lo más duro era el camino de vuelta - cuesta arriba desde el río - cargando el mismo peso en forma de harina. Aunque no se trataba exactamente el mismo peso, ya que una pequeña parte del grano se dejaba a modo de pago al dueño del molino por su uso. En un hueco de la  propia pared de piedra se depositaba una medida de grano por cada saco que se molía. La medida era una pequeña caja de madera que se llamaba maquía.

Mi abuela, si el tiempo era apacible, me dejaba acompañar a quien le tocara llevar el maíz para la molienda de la semana. ¡Con qué alegría bajábamos el camino del río! Siempre había la posibilidad de cantar, oír historias y la esperanza de ver alguna Xana, un hada del río… aunque a mí nunca se me apareció ninguna. Me contaban que mi tía-abuela Leocadia, señora de gran belleza y encanto, sí había tenido un encuentro con ellas. Siempre que en mi casa la recordaban, alguien tenía que decir: “¡Tan xeitosa e tan boa!”. Así que yo acabé aceptando que, en mi caso, si no se me aparecían sería por ser tan rebelde.



La abuela me preparaba la saqueta, así se llamaba el pequeño saco destinado al centeno, que ganaría el nombre de mestura una vez molido. La saqueta era una bolsa de tela que tenía que ser lo suficientemente holgada para que, además de los dos kilos de centeno - más no sería - la pudiera llevar en la cabeza a modo de carapucho.



Rueda de molino y saqueta.

Esta harina de centeno era necesaria para mezclarla en una cantidad adecuada con la harina de maíz - después de bien peneiradas - antes  de amasarlas en la artesa de madera de roble. Amasar no era un trabajo fácil, se necesitaba mucha fuerza para sobar la masa, así que no era oficio para gente pequeña… ¡Pero peneirar sí! Aún me parece oír a mi abuela, a la que llamábamos Mamá Esperanza, cuando me decía: “Á peneira hai que facela bailar, a fariña ten que cair toda… ¡o farelo é comida de pitos!”. El farelo era el salvado, hoy tan valorado en dietética y entonces despreciado como comida de pollos.




Querida abuela: ¡cuanta riqueza me legaste con tus enseñanzas! Hoy  tengo que pedirte que me perdones, pues no te obedecía. No dejaba la maquía que me ordenabas, pues me parecía una recompensa demasiado pequeña por lo mucho que me divertía. De forma solapada - creía que no me verían - dejaba doble medida de maíz... No hace muchos años me enteré que esa pequeña fechoría era muy conocida y motivo de muchas sonrisas. Aún vive en la aldea Aurora, que con sus 95 años lo cuenta gracias a su espléndida memoria.

Aurora tenía una voz que podría rivalizar con la de la Caballé. Ella me enseñó todas las cantigas de aquellos tiempos; me dice que con mis tres años yo cantaba muy bien: “María si vas al campo, no pises las margaritas…” Canciones que ahora prefiero no repetir pues no eran tiempo tranquilos. Ojalá no vuelvan. Con mis inocentes 4 años sufrí la pérdida, en el frente de Asturias, del que quizá  fue mi primer amor: José. En mi recuerdo era casi un gigante que me levantaba por el aire, me sentaba en sus hombros y me decía que era mi caballo. Aún hoy al recordar esos días siento un peso en el corazón.


Queridos amigos jardineros, que esta primavera nos sea propicia en días de sol claro, temperatura suave, y aire perfumado por nuestras rosas, alelíes, fresias, jazmines y esas misteriosas ráfagas de… ¿vainilla? En este momento me acuerdo con especial cariño de una encantadora jardinera, que  si lee estas letras sonreirá… No Elena, no es vainilla, pero nunca recuerdo el nombre de la planta que la quiere suplantar. ¿Por favor me la puedes apuntar?

Para todos un abrazo.



21 comentarios:

  1. !Que hermosos recuerdos, María Albertina!. Los mios, de niña de ciudad, no llegan a tanto; solo los largos veranos en casa de mis abuelos en el Pirineo me acuden a la memoria como días de estrecho contacto con la naturaleza.
    Me gusta mucho tu blog.
    Un bico.

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  2. Mi querida amiga preciosos recuerdos y preciosas fotos. Feliz primavera. Un beso enorme.

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  3. Hermoso relato, me has emocionado,me he acordado del poco tiempo que puede disfrutar de mi abuela :*). Un saludo

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  4. Hermoso relato, me has emocionado,me he acordado del poco tiempo que puede disfrutar de mi abuela :*). Un saludo

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  5. Querida Maruxa, creo que te refieres a la Sarcococca si es la que compraste recientemente en Flor Galicia.
    Tambien hemos hablado de los Osmanthus, que podrían oler así a algunas personas. Por último hace dos años identificaste en tu jardín ese aroma proviniente de la campánula lactiflora Loddon Anna, de color malva decías. Si no fuera por el color, se parece bastante a la ultima foto. Qué es? y el rosa matizado de la ultima camelia......Ay!!!!
    No me canso de decirte que me encantan los relatos de cuando eras peque y tu forma de narrarlos. las magnificas fotografías guian y acompañan a quien se los imagina. Es un regalo para quién te lee o escucha.
    Gracias por mencionarme de forma tan cariñosa.
    Un beso y por favor, sigue.
    Elena

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    1. La foto es de la flor de la Bergenia.
      El perfume de estos días es el alma del arbusto
      Sarcococca..... Creo!
      Un beso.

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  6. Un relato encantador, querida amiga.

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  7. Ay Maruxa! Qué recuerdos más bonitos!
    A la vez que te leía, de fondo escuchaba a mi madre con las historias de las idas y venidas al molino.
    Gracias por escribir esta entrada y esas palabras a tu gente. Me ha encantado conocerlos a todos, a tu abuela, a José, ... dale un gran beso a Aurora.
    Me voy a copiar la frase de la peñera que baila, besines guapísima, feliz primavera 😊

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  8. Querida Maruxa, como siempre me tienes emocionada, luego le cantaré a mi marido la canción a ver si se la sabe.Tus relatos y tus flores preciosas. Besos.

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  9. Tierno, poético, precioso!
    Felicidades desde Barcelona

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  10. Feliz primavera, Maruxa :)
    "O muíño rula, rula
    o muíño é rulador,
    bota as augas do regato
    en murmullo cantador.
    O muíño rula, rula
    e non deixa de rular
    e cas augas do regato
    o rodicio fai cantar.
    O muíño é cantador,
    o muíño é cantareiro,
    bota as notas musicales
    ás ondiñas do regueiro.
    O muíño moe, moe,
    nunca deixa de moer,
    que as ondiñas do regato
    con cancións o fan mover[...]." Manuel María

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  11. muiñeira,munera,muneira,mulineira,
    moliñeira... un genero musical de la puninsula... bonitos recuerdos, a mi también me dicen mucho, la familia de mi abuela es de tradicion molinera, de los que trabajaban en un viejo molino del suroccidente asturiano...

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  12. No solo de pan vive el hombre ,dijo El señor, EL sabia cuan importante era,yo creo que en todos los países cantarán a los molinos.
    Cristina y Mario, sois un encanto.
    Un abrazo.

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  13. maruxa no te creas yo también tengo mi edad amiga

    Vusco siempre algo de tiempo de donde sea para seguir caminando..Eso si para nada soy perezosa jajajaj
    Por ejemplo ahora no puedo hacer casi nada de manualidades sino las pendientes..Cuido ancianitos en mi propio pueblo y aparte a mi padre que tiene 89 añitos
    Dos perritos que he adoptado abandonados en la calle..Dos nietas y mi jardin que soy una enamorada de las plantas y las flores

    Tu blog emana color y aroma

    Gracias por pasearte por mi escondite
    Con cariño Victoria

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  14. Perdona por poner tu nombre en minuscula se bloqueo la tecla..

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  15. Hum, bonito Iris, ¿de que especie es?

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  16. Fue u regalo, sé que vino de Inglaterra y siento no saber mas.
    Un saludo

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  17. Hum, es un iris crestado, así que no puede ser difícil. Voy a echarle un vistazo por curiosidad

    Ok... un buen candidato puede ser el iris bambú, Iris confusa, en su versión blanca. Se distinque por tener hojas horizontales y formar un tallo del que salen grupos de varias flores y algunas hojas

    Otro candidato podría ser Iris japonica que se distinque porque todas las hojas nacen desde el suelo, no hay tallo.

    Entre estos dos andará. Muy bonito y poco frecuente en cualquier caso.

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    1. Bueno, y también esta Iris Wattii, que forma tallo pero es mayor que el confusa...



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  18. Qué bonito escribes! me he emocionado con tu página. Me alegro mucho de haberte conocido. Un abrazo

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