viernes, 14 de abril de 2017

¡Buenos días primavera!


¡Primavera, llegas plena de luz,  y tu traje es una maravilla de color y movimiento!

Y es una sensación de movimiento que se contagia: en mi casa estamos en plena efervescencia…



Lo primero ha sido retirar la valla que nos vimos obligados a construir en su día, para tener a los perros encerrados, a causa de un vecino al que le producían un temor insuperable. Lo cierto es que no son peligrosos, los pobres son nobles y jamás le hemos visto un gesto feo, pero sí ladran - y mucho - cuando algún extraño se acerca.


Aún hoy el Buyuk, que ya tiene graves achaques y le cuesta moverse, me avisa si se acerca alguien extraño. Si quien llega es una persona de la casa también lo sabemos por la música de sus suaves ladridos.

Al retirar el cierre recuperamos la vieja terraza y parece que la casa se remozó.


El jardín es también mayor, ya tiene algún achaque, pero no por ello es menos agradable. Lo adornamos con algunos tiestos de hermosos rosales, algunas margaritas - que en plena floración son francamente hermosas - las violas - un placer para los ojos - y algún geranio que ya empieza a florecer y que le da un aire de juventud y galanía.



Así que: ¡Buenos días primavera!

También el cuco se lo dice: hoy escuché su canto - aún un poco afónico - por primera vez este año.

Aún no hemos visto el raudo vuelo de las golondrinas, y nos abandonaron los gorriones… ¿adónde se habrán ido?


Yo me veo reflejada en mi jardín: también ya un poco achacosa, y aun así me anudo un hermoso pañuelo, unas gotas de perfume… ¡Y me parece que también tengo una nueva primavera!