martes, 26 de mayo de 2009

Meg la caprichosa, Cressida la tímida.

Meg la caprichosa, Cressida la tímida” - Esta frase no es mía, la emplea una jardinera francesa y es exacta: las plantas, como todos los seres vivos, tienen sus peculiaridades.

Meg - Gosset 1954 - es un trepador no demasiado vigoroso, las flores tienen un hermoso color melocotón y pocos pétalos, aunque muy bien dispuestos. Creí que sería perfecta para cubrir un pequeño arco... y me equivoqué pues no admite que la sujeten: si no la atas el viento la desgaja y si lo haces se niega a florecer.

Dicen que queda ideal plantada de modo que pueda crecer sobre un seto, pero me enteré tarde, y ahora me da pereza trasplantarla. Le estoy dando riegos abundantes y abono orgánico en pequeñas cantidades cada 15 días más o menos. Le pongo las ataduras flojillas, si el viento fuerte le hace algún rasguño le hago curas con tierra húmeda y le envuelvo la herida con tela blanca usada, nunca nueva. No me preguntéis el porqué de la tierra y la tela blanca usada, mi abuela lo hacia así en los frutales muy jóvenes cuando algo los lastimaba y siempre sanaban de sus heridas, con Meg ya lo hice dos veces y con buen resultado. Con tantos mimos espero que se muestre agradecida y florezca un poco más alegremente.

Meg, con una de sus "curas" arriba a la derecha.

Cressida, de David Austin, 1983, puede alcanzar 1,80 de altura. La planté en el mismo arco que Meg, una a cada lado y bien separadas. Realmente da la sensación de timidez, parece que se esconde. Posiblemente es de desarrollo más lento en los primeros años y puede que no le haya gustado la proximidad de Meg, que debe de ser bastante golosa.

En vista de la situación decidí cavar una zanja rectangular, de 1 metro por 60 cm y 80 cm. de profundidad, que convertí en una especie de caja aislando los laterales con una tela asfáltica. La rellené con una mezcla de buena tierra y abono maduro y la recubrí con una capa de estiércol recogido en un pastizal del monte. Tenemos la suerte que aún hay algunas vacas y algún caballo sueltos, llevamos un capacho y una pequeña azada, damos un bonito paseo, y el resultado de este abonado es muy efectivo, llevo tiempo haciéndolo con muy buen resultado - que no os dé reparo.

Cressida lo agradeció con unas magnificas rosas por primera vez en dos años. Ahora confío en que después de esta floración se decida a crecer unos buenos centímetros.

Cressida.

Me gustaría compartir con todas las personas que aman las rosas la belleza que tiene el jardín en esta primavera, un poco inestable pero siempre con una maravillosa luz.

sábado, 23 de mayo de 2009

Lluvia inoportuna.

Pasó una semana larga y el jardín no está “perfecto” como yo esperaba. Tuvimos unos días de lluvia inoportuna, fría y persistente. Para los últimos lirios, los iris y algunos rosales fue casi una catástrofe. Aunque algunos resistieron bastante bien como Erfurt y Robusta - ambos rosales de Kordes - que estaban en plena floración aun así no tuve que hacerles demasiada limpieza. En los demás hubo que cortar muchos capullos que ya no abrirían.

Rosa dañada por la lluvia.

Como contrapunto las ranas estaban dichosas. Me encanta oírlas y mucho más contemplarlas.


Sin embargo en estos dos últimos, días en los que tuvimos buena temperatura, todo el jardín se está recomponiendo.

Pronto estarán en flor los nenúfares, y cuando ellos florecen es señal de que el buen tiempo se afianza, y entonces sí… el jardín será perfecto.

jueves, 14 de mayo de 2009

Visitantes en el jardín.

Las golondrinas una vez más no anidaron en mi casa, pero los camachuelos sí que acudieron a la cita… ¡y pobre gardenia! Lleva tres años intentando sobrevivir porque la parejita - me parece que siempre es la misma - se dedica a devorarle los brotes tiernos de la primavera.

El jabalí una vez más levantó el musgo de la ladera bajo el castaño buscando los bulbillos de los crocus. Ahora habrá que tener la paciencia de recolocar con cuidado los trozos removidos, regar unos días, y pasado un mes ya vuelve a tener buen aspecto. Me encanta el musgo - leí en alguna revista que en Inglaterra ya se cultiva sustituyendo al césped - me parece una buena opción, solo hace falta regarlo una vez al día en verano. Pero si no se puede disponer del riego no muere: se agosta y con las lluvias del otoño reverdece. No hay que cortarlo ni abonarlo y nunca está enfermo. Es como tener una alfombra de terciopelo.

Musgo levantado

Bulbillos de crocus que buscan los jabalíes para comer.

Crocus en otoño.

Tenemos otros visitantes más agradables como las ardillas. Algunas consiguen salvarse de la persecución de los listos que las consideran las grandes enemigas de las piñas… que nadie aprovecha, de la fruta… que pocos cuidan, de los pájaros… que luego persiguen con balines. Es un tema que me enfada, mejor lo dejo.

El lagarto tiene menos enemigos, así que lo podemos observar cómodamente cuando se da su baño de sol.

Lagarto en azalea.
Más cerca.

Las rosas de Austin que ya están abiertas son más grandes que los años anteriores: Golden Celebration tiene un centímetro más. También Cornelia, Felicia y Buff Beauty me lo parecen, aunque de estas no tengo ninguna ficha con medidas para comprobar la diferencia.

James Mason, la rosa gálica de Peter Bayles.

En unos días intentaremos conseguir algunas imágenes, hoy fue un día poco luminoso.

Si mañana sale el sol el jardín será perfecto.

lunes, 4 de mayo de 2009

Primer día del mes de mayo.

Después de una semana de temperaturas muy bajas, nieblas y lluvia, hoy amaneció un día despejado pero frío, así que el jardín está esperando que suba la temperatura y entonces será una fiesta.

Hoy hicimos algunas fotos porque los jardines con cualquier tiempo siempre tienen algún rinconcito en que merece la pena hacer una parada para contemplarlo

Rosas abiertas... pocas.

La gálica Charles de Mills y un esqueje de Gertrude Jekyll fueron las primeras en florecer. El premio especial de esta primavera es sin duda para el trepador Cécile Brünner.

Cécile Brünner

Gertrude Jekyll después de muchos días de lluvia.

Rododendros en la banqueta de la Abuela.

Clemátide Montana.

Esperando a las rosas.