miércoles, 12 de junio de 2013

¡En busca del jardín del Edén!

Gertrude Jekyll de David Austin.
 
 Rosas del Reverendo Pemberton.

Cuando las floraciones son exuberantes y la fiesta de los colores llena los rincones de luz, lo menos armonioso pasa casi desapercibido.

Pero este año no fue infrecuente oír el comentario “nunca estuvo el jardín tan poco lucido” o “el jardín parece un poco abandonado”. El exceso de agua le daba un aspecto comatoso, apagado y sin vida. Ni siquiera la hierba crecía con fuerza.



 Por eso los pequeños fallos se perciben ahora con más intensidad. Tendré que intentar algunos cambios.

El rosal Inmensee de Kordes está sufriendo porque no tiene el espacio suficiente para extenderse, intentaré llevarlo a un lugar que no sea de paso. En este momento nos crea un dilema: si no lo podamos nos impedirá acceder cómodamente al césped, pero la poda le va a restar mucha belleza a su elegante forma de expandirse, y al recortarlo para liberar el paso aparecerá una maraña de ramitas secas de aspecto áspero que tardarán en recubrirse de verde.

Por otro lado el rosal Mutabilis está deslucido y enclenque, entre las raíces de un arce y las del seto de piracanta - los dos muy próximos - no le dejan desarrollarse con normalidad: En una ocasión pude verlo en un jardín de buen clima y buena tierra y me enamoró ¡Es cierto que sus flores parecen mariposas!

Hoy tuve la tentación de moverlo. Con buena ayuda no sería difícil. Tendrá que ocupar el lugar de Inmensee, pues no tengo otro espacio apropiado. Pero transplantar este último va ser un trabajo duro, así que creo que solo con los días frescos de octubre podré intentarlo.

El estanque también parecía demasiado enmarañado, así que lo limpiamos e incluso le pusimos un remiendo a la tela del fondo - cosa nada fácil. Perdía demasiada agua por una rotura.

La hermosa mata de calas sufrió al ser removida, aunque siempre se recupera con facilidad, solo hay que darle su tiempo.




Este año las semillas puestas en tierra no germinaron en muchos lugares y aparecían espacios oscuros, desagradables a la vista. Lo solucionamos trasplantando algunos helechos que visten de gala esos huecos.

Más difícil es disimular la falta de ramas en algunos rosales, todos los años tenemos desagradables visitas de ladrones de esquejes. ¡Estos días deben de estar soñando con su jardín del Edén! Aunque no creo que lo consigan, pues por la forma en que cortan las ramas deduzco que no saben gran cosa de cómo se tratan las plantas y por supuesto no las aman. Les recomendaría algún libro de Grabrielle Van Zuylen.

Esta primavera el premio a la más bella rosa de mi jardín se lo doy sin dudar a Golden Celebration de David Austin. ¡Es perfecta!

Golden Celebration de David Austin.

El grupo de Felicia, Cornelia y Buff Beauty como todos los años se lleva una mención especial. Son como los buenos amigos: no crean problemas.

Los trepadores tuvieron mejores años, solo Cecile Brunner tuvo una espléndida floración y está aguantando muy bien los cambios bruscos de temperatura de esta primavera.

Y a pesar de todo… bendito jardín.

Pierre de Ronsard de Meilland.

Général Schablikine de Nabonnad.

 Lichtkönigin Lucia (Kordes 1966).

Eglantyne de David Austin.

domingo, 2 de junio de 2013

Culebras de agua en el estanque.

En estos días el campo bulle de vida. El jardín tiene una gran variedad de residentes fijos y algunos visitantes temporales. Me gustaría ser hábil en el arte de la fotografía para mostrároslos, pero no tuve la suficiente paciencia y ahora tengo que pedir ayuda y no siempre la puedo tener en el momento de captar una imagen interesante.

Hace dos días mi hija estaba en el jardín justo en el momento que la necesité. Estuvimos horas contemplando emocionadas el ritual de cortejo de dos culebras de agua (Natrix maura) que visitan con cierta frecuencia nuestros pequeños estanques.
 
 
Es cierto que causan bajas entre los peces, las ranas y los tritones, pero por las sabias reglas de la naturaleza se mantiene un equilibrio que raramente se altera. A lo largo de muchos años he podido observar lo que siempre me pareció un milagro: en primavera llego a contar sobre 80 pececillos recién nacidos, al llegar octubre nunca quedan más de un par de docenas, y así años seguidos.

Un día, hace dos años, desaparecieron casi todos. Pronto nos dimos cuenta de que la causa era una pareja de garzas reales (Ardea cinerea). Yo sabía por algunos libros que en  Francia es frecuente ver en los estanques bonitas esculturas en metal de garzas en posición vigilante; ese día entendí por qué las colocan: las garzas son muy territoriales y cuando ven que una de ellas ya ha ocupado un estanque las demás no se atreven a posarse.

Encontramos en un vivero una fea imitación de plástico y parece que resulta efectiva. Tengo el cuidado de cambiarla de lugar cada pocos días.

 
También puede ser que las garzas se hayan marchado por otra causa. En otros tiempos creo que eran muy frecuentes y las gentes no las debían de querer bien pues un insulto muy frecuente era, siempre referido a mujeres, “Pareces unha garza”. Significaba que eras altanera, dura e irascible.

Os dejo con las fotos de las culebras.