domingo, 15 de febrero de 2009

La poda - 1

Decía en mi anterior anotación que podar es sencillo, ahora bien, no pretendo convencer a los aficionados que lean este blog de que la poda es un trabajo que se pueda hacer sin observar unas determinadas reglas. No hay duda que estudiando un poco un buen manual y usando el sentido común se facilita mucho la tarea.

Hoy en día es muy sencillo encontrar libros especialmente dedicados al cuidado de los rosales, con explicaciones muy claras y fáciles de entender. Tengo dos que son como mis libros de cabecera: "Todo Rosas" de Orietta Sala y "Roses et Jardins" de Mariè-Thérèse Haudebourg, ambos me resultan de gran ayuda.

Luego viene la experiencia, a veces dada por la casualidad. A mí me agrada mezclar rosales con arbustos de hoja perenne, como bojes, bérberis, azaleas, y hortensias, dejando que los arbustos crezcan y los pobres rosales - que quedan aprisionados y a veces medio olvidados - buscando la luz también crecen, más de lo normal, y nos pueden dar gratísimas sorpresas. En algún momento te puede llamar la atención el brillo de una rosa solitaria que sobresale de una masa de hojas verdes o de una mata de hortensias azules y tienes que exclamar ¡Qué belleza!

Si queréis conseguir este efecto tenéis en el híbrido de té Queen Elizabeth el rosal perfecto. La poda de este rosal en este caso es muy fácil, yo me limito a rebajar las ramas que sobresalen de la mata circundante dejándolas dos o tres centímetros más altas que las de alrededor, quito todas las ramillas débiles y rotas y, en ocasiones, corto alguna de más viejas para no agotar la planta, porque al no estar en una situación ideal tiene menos vitalidad. Este rosal es realmente extraordinario, resiste y vive en situaciones de abandono, descuido y cuidados inadecuados durante años y años.

Empiezo hablando de la poda y sin darme cuenta derivo hacia temas que sin duda me gustan mucho más. Pero tenemos que podar. Mañana lunes empezaré por los que me exigen menos esfuerzo que son los que están plantados en la huerta haciendo de cierre, sus ramas están atadas en la red de alambre que separa la pequeña huerta de un camino de guijarros. Ahí está encantado el trepador Marquesa de Urquijo, y el sarmentoso Dortmund, y también, haciendo esquina, un rosal no trepador Robusta de Kordes, este último es muy espinoso pero requiere muy poca poda, le rebajo la altura todos los años para que no sobresalga mucho de la red y le corto las ramas dañadas; me gustan sus sencillas flores de un luminoso tono rojo.

La poda de los trepadores es más trabajosa: hay que recortar dejando dos o tres yemas de flor en todos los brotes que nacen de las ramas principales, que dispongo arqueadas por estética y comodidad. Como siempre hay que hacer limpieza de ramas dañadas y débiles.

Quiero contaros una experiencia: el borde de la huerta dónde están plantados los rosales tenía poca luz, así que se nos ocurrió empedrar el camino que lo delimita con guijarros para que el sol, al reflejarse en ellos, aumentara la luminosidad en la zona y disminuyera la humedad. Me hubiera gustado usar los de color blanco, pero eran demasiado caros, así que me decidí por los que vienen mezclados en varios colores, mucho más económicos. Tuve la paciencia de escoger los más claros y usar los negruzcos solo en los bordes. Fue un trabajo que mereció la pena realizar - con un resultado muy agradable a la vista - pero lo más importante fue el cambio para las plantas, era la zona más fría de la finca y ahora no sólo es más luminosa, sino que la temperatura es sensiblemente más agradable.

En una próxima anotación comentaré mis experiencias con los rosales antiguos y arbustivos.

2 comentarios:

  1. Hola Maruxa,

    Me encanta el efecto que resulta de poner esos guijarros de colores en el jardín...A mi, personalmente, me gustan más los guijarros de varios colores; el que es sólo de color blanco lo encuentro muy monótono; sin contar con que está muy visto...
    Me gustaría ver el resultado de las podas...

    Un saludo desde Gran Canaria

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  2. Holaaaa!!!!.

    Los trepadores dan mucho trabajo, es totalmente cierto. Cuando ya alcanzan una cierta envergadura, hay que trabajarlos. Le he comentado más de una vez a un amigo rosalista que los trepadores me encantan, pero que ya no puedo 'gestionar' más. Tengo espacio, peeero, tengo sólo dos manos....

    Coincido al 100% con su opinión sobre Queen Elizabeth, Maruxa. Es tan versátil, resistente, agradecido. Ya puede hacer sol o llover, que las flores están ahí como si nada.

    También soy fan de mezclar los rosales con todo (lo tradicional y lo que se me ocurre). El efecto es maravilloso.

    Saludos para tod@s, y ánimos a los podadores, que ya no nos falta mucho!!!!.

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